Es defensora de derechos humanos y del territorio y desde el año 2000, cuando comenzó una lucha agraria por la recuperación de 2.000 hectáreas de tierras comunales de los campesinos y campesinas indígenas hñähnu (comunidad otomí) en Tezontepec de Aldama, en el estado de Hidalgo, la zona norte de la capital del país.
En esta región, conocida como el Valle del Mezquital, se encuentra el manto freático más grande de la zona centro del país. La zona presenta un problema muy grave de contaminación del agua y tierras (y como consecuencia, también de los cultivos) por ser el vertedero de las aguas residuales de la vecina Ciudad de México y por tener la presencia de otras fuentes industriales de contaminación (una central termoeléctrica, una refinería y empresas cementeras). Las aguas negras contienen la descarga de los residuos de más de 5000 empresas y fábricas y están contaminadas con plomo cromo, mercurio y un sinfín de metales pesados provenientes de todo el drenaje de la ciudad y del Estado de México.
Taxilaga pertenece a la organización «Agua para todos y todas» que trabaja por la descontaminación de ríos y se dedica a cuidar y rescatar las fuentes y todos los bancos de agua. Actualmente es también Secretaría de Asuntos de la Mujer del Comité Ejecutivo Estatal de la Unión Fuerza Indígena Campesina (UFIC), una organización que lucha por la defensa de la tierra y los recursos naturales, así como por la defensa de la vida de las personas que viven.
Ha impulsado diversas protestas multitudinarias por la defensa de la tierra y del agua, para exigir la descontaminación y saneamiento de los ríos y cauces de Hidalgo y para poder frenar la acequia de la superficie de los cultivos con las aguas negras.
En 2017 y 2018 Taxilaga sufrió varias agresiones para encabezar la defensa del agua y protestas contra las actividades de ocho minas de arena altamente contaminantes explotadas por exalcaldes de Tezontepec, apoyados por funcionarios de gobierno del anterior presidente, Enrique Peña Nieto ( 2012-2018). El 28 de agosto de 2017 dos sujetos encapuchados secuestraron a Karen Izolda, como resuelto de su labor de defensa del territorio. Aunque se inició la investigación los culpables nunca fueron apresados.
La organización Front Line Defenders registró el asesinato de 48 defensores de los derechos humanos en México durante 2018 (el segundo país del mundo después de Colombia en homicidios de estas características). La Secretaría de Gobernación reconoce que la cifra de desaparecidos en el país supera los 85.000.
Entre octubre de 2018 y abril de 2019, Taxilaga fue acogida en Cataluña a través del Programa Catalán de Protección de Defensores y Defensoras de los Derechos Humanos a iniciativa de la entidad Taula per Mèxic. La acogida en Cataluña permitió a la activista mexicana salir, temporalmente, de un contexto de riesgo para su propia integridad, y seguir una agenda de atención psicosocial, formación, incidencia social y política en todo el territorio catalán.
Tu lucha está sobre todo junto a las mujeres campesinas.
Las ayudo en las cosas más básicas. Durante la pandemia, sobre todo las que viven en la Huasteca, no podían salir a vender y no tenían cómo alimentarse. Ni ellas, ni sus hijos. Estuvimos haciendo colecta para proporcionarles comida. Es un trabajo muy grande pero fabuloso. Las ayudo en temas de salud, problemas legales, pero también a todo lo relacionado con el entorno de la mujer indígena y campesina.
Las acompaño en temas de maltrato, violencias o necesidades básicas: cuando necesitan acudir a los hospitales, por ejemplo, o hacer presión para que les den el tratamiento de cáncer. En todo el área del Mesquital es estremecedor los casos de cáncer que tenemos.
¿Y es a causa de la contaminación ambiental y de la tierra?
Totalmente. Estamos en la zona más contaminada de la República. Aquí a 30km hay corredores de empresas contaminantes. No sólo lo están respirando sino que se lo están comiendo, porque todas estas hectáreas se riegan con ese agua que viene totalmente contaminada. Hay muchos niños con hidrocefalia y problemas renales desde los 8 años. Ésta es la lucha más fuerte que tengo.
¿Cuáles son las consecuencias de ser defensora y estar implicada en estas luchas?
Sufrí un sinfín de dolor emocional y físico. He sufrido amenazas, tortura y un secuestro, en agosto de 2017. En varias ocasiones me han pegado, han intentado que salga del área, que deje de apoyar a las mujeres y sobre todo ha sido la lucha por el territorio lo que me ha causado el mayor daño físico. En 2008 estábamos en una manifestación con las compañeras campesinas y llegaron a intentar disuadirnos. Nos agredieron. Y desafortunadamente me pegaron de tal modo que perdí el ojo.
Fue la primera vez que quisieron matarme. Las mujeres me rescataron y ahí sigo. Ésta fue la primera agresión fuerte que tuve ya partir de entonces han venido otras. No podía tomar el autobús sin ir acompañada. Pero no pienso dejar esa lucha.
¿Quiénes son los responsables?
Todos los ex gobernadores de Hidalgo que han tenido bajo custodia el territorio desde la época de Manuel Ángel Núñez Soto. Ellos son los responsables de que perdiera un ojo y de cada vez que me han detenido ilegalmente sólo por acompañar a los pueblos indígenas y campesinos en su organización y en la defensa de la vida. Pero nadie asume responsabilidades por los ataques que he sufrido. El gobierno no acepta nada y en México seguimos teniendo una guerra silenciosa y peligrosa.
¿De dónde sacas la fuerza para seguir en la lucha?
El daño que me han hecho es lo que me da la fortaleza de seguir adelante. Lo único que quiero es que las mujeres puedan vivir con dignidad en sus tierras. Sé que si no detenemos la descarga de aguas negras en el territorio, llegará el momento en que la única fuente de agua limpia que todavía tenemos, no nos servirá.
¿Qué mecanismos de protección tienes?
Ahora estoy en el mecanismo de protección a defensoras y periodistas en México. Nos dan refugio y alimentación. Ahora, no sólo soy yo, ahora también es mi familia, la que debe protegerse. Mis hijos y mi marido están desplazados conmigo porque ya empezaron a sufrir agresiones. Pero a pesar de la represión, yo voy a donde me necesitan. Ya no puedo perder más.
¿Cuáles son las demandas de los pueblos?
El respeto a su decisión y autonomía, el respeto a sus tierras y sobre todo, la no a la militarización de nuestros pueblos. La UFIC reclama también la falta de interés de los gobiernos ayudar a los campesinos, para crear o dar los recursos o la educación necesaria para poder salir adelante. Nuestro reclamo es también expulsar y no admitir más empresas extranjeras que están saqueando y dañando nuestros pozos. No vamos a consentir más agresiones al territorio y al agua. Y en el ámbito personal, pido que me dejen seguir haciendo mi trabajo que es ayudar a estas comunidades.
¿No se aplican sanciones a las empresas?
No. Es en este sentido que reclamamos un cambio en la Ley de Aguas Nacionales. Es necesario que se apliquen sanciones más severas a las empresas que contaminan ríos, afluentes y mantos acuíferos. También queremos que la oligarquía propietaria de las empresas que contaminan el agua deje de recibir privilegios y protección de gobierno.
¿Cómo conseguirlo?
Las vías jurídicas ya las hemos ganado. La entrega del territorio está ya ordenada, pero políticamente no se ha permitido. La única vía que existe, es la voluntad política y espero que este presidente actual nos ayude. La otra vía que algunas personas del territorio contemplan es la vía armada. Muchos están desesperados porque no tienen más fuentes de recursos que la propia tierra. Sería una decisión terrible.