Aliya Harir

Mujeres y jóvenes en la construcción de la paz.
Pakistán
Citizen Diplomacy International

Joven pakistaní coordinadora de programas en el sur de Asia en la organización Citizen Diplomacy International y coordinadora de programas del Festival Mundial de la Paz para Jóvenes (GYPF) de Chandigarh. Aliya trabaja por la construcción de paz entre la India y el Pakistán, y en este sentido ha diseñado y desarrollado proyectos basados en la diplomacia ciudadana para facilitar el contacto entre la ciudadanía de los dos países, trabajar el odio y la sospecha de unos hacia otros, y crear una cultura de paz y comprensión y educar sobre las causas del conflicto para apostar por el diálogo y soluciones pacíficas. También es mentora de jóvenes universitarios pakistaníes que quieren hacer proyectos para su comunidad y ha apoderado sobretodo a jóvenes y a mujeres para participar en la construcción de paz y la resolución de conflictos en los dos países. Por todo esto es vista por algunos como una espía o una traidora.

Entrevista a Aliya Harir

¿Cuándo empezaste a cuestionar la percepción que los indios eran los peores enemigos de los pakistaníes?

Cuando tenía 19 años fui seleccionada para participar en un programa de intercambio en los Estados Unidos. Era la primera vez que salía de mi país y al principio no interactuaba demasiado con los indios porque pensaba que eran “enemigos”, pero cuando estaba añorada me gustaba pasar tiempo con ellos y otros amigos del sud de Asia, porque me podía relacionar con ellos en términos de comida, vestimenta, lenguas y gustos similares en la música y el arte. Cuando más me relacionaba con ellos, más me daba cuenta de la cantidad de cosas que teníamos en común.

El punto de inflexión diría que fue cuando me puso mala y tuve que estar hospitalizada durante casi un mes. Mis amigos indios me visitaban cada día para que estuviera acompañada, porque no tenía más familia o amigos en los Estados Unidos. Verlos cuidarme y compartiendo su calidez y amor hicieron cuestionarme mis prejuicios.

¿Cómo reaccionó tu entorno en el Pakistán?

La enfermedad también motivó el cambio de percepción de mi familia. Mis padres y hermanos estaban frustrados y agobiados porque durante cinco días estuve con apoyo de un ventilador y no pude hablar con ellos. Pero mis amigos iban informándoles de mi evolución, incluso cuando los médicos llegaron a decir que no sobreviviría. Cuando empecé a mostrar signos de mejoría y finalmente pudo hablar con mi familia, mi padre me dijo que mis amigos habían sido una fuente constante de apoyo. Cuando empecé a comentarle que algunos de ellos eran de la India, recuerdo que me dijo: “Si los enemigos son así, quién necesita amigos?”.

Por lo tanto, mi familia y yo cambiamos en el mismo tiempo de percepción. De vuelta a casa, expliqué a mis amigos como mis “enemigos” se habían convertido en mis “salvadores” en un tercer país, y eso también ayudó a romper algunos de sus estereotipos.

¿Qué quiere decir para ti “diplomacia ciudadana”?

La diplomacia ciudadana se basa en la idea conectar a personas a través de interacciones y intercambios educativos, culturales y de amistad. Se trata de abordar el odio y los prejuicios artificialmente construidos, poniendo en cuestión nociones preconcebidas. En este sentido, se apela al pensamiento crítico, que a la vez refuerza la comprensión mutua, la cultura de la paz, la confianza en la negociación y el diálogo, y la fe en los medios no violentos y pacíficos para la resolución de los conflictos.

Eres coordinadora de programas del GYPF. ¿Qué impacto puede tener la formación de los jóvenes en la construcción de paz?

Cuando formas a personas jóvenes en la resolución de conflictos y construcción de paz, creas toda una cadena de impacto. Con una sesión de 30 estudiantes, por ejemplo, puedes influir en 30 familias. Cuando desde Yuvsatta [entitat organitzadora del GYPF] involucramos a la juventud en la construcción de paz, ponemos de relieve la futilidad de la guerra y el conflicto, promovemos la paz y el diálogo y defendemos la humanidad como identidad superior y global.

La participación de la gente joven en la construcción de paz está fuertemente conectada con la materialización de los derechos humanos, de distintas formas. Cuando los jóvenes abordan el odio, la exclusión y los derechos de las minorías, en realidad está promoviendo la tolerancia, la igualdad y la harmonía.

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