Danilo Chammas

Defensa de tierra, territorio y medio ambiente.
Brasil
Justiça Nos Trilhos
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Es abogado y defensor de los derechos humanos en Maranhão, un Estado del nordeste brasileño con una gran riqueza natural. Nació en São Paulo, ciudad en la que se graduó en Derecho y donde trabajó hasta 2007. En São Paulo formó parte del equipo jurídico de la Comisión de Derechos Humanos del Ayuntamiento, y también fue secretario ejecutivo de la Fundación Interamericana de Defensa de los Derechos Humanos.

En 2008 visitó Maranhão por primera vez, invitado por la red Justiça nos Trilhos (Justicia en los Raíles). Empezó entonces una colaboración que con los años no ha hecho más que consolidarse. En marzo de 2010, después de finalizar un máster de Derecho en Canadá, Danilo Chammas volvió a Brasil y se estableció en Açailândia, un municipio del interior de Maranhão. De nuevo, por invitación de Justiça nos Trilhos (JnT).

JnT había nacido a finales de 2007 como una campaña cuyo objetivo era articular luchas contra la actuación de la empresa minera Vale. En 2009, en el marco del Foro Social Mundial (FSM) de Belém do Pará, JnT organizó una serie de seminarios.

Se generaron espacios de intercambio en los que se reunieron personas de varios lugares de Brasil, y también de otros países, que tenían en común el hecho de vivir en territorios afectados por las operaciones de Vale.

El éxito de las actividades realizadas durante el FSM, “y la necesidad impuesta por la realidad”, en palabras de Chammas, impulsaron a las organizaciones que formaban JnT a constituirse en una red más estable, con un equipo de trabajo que se fue consolidando en cuatro frentes: abogacía popular, educación, comunicación y promoción de alternativas económicas. En la actualidad, la tarea de Chammas consiste en coordinar al equipo jurídico.

JnT organiza su labor a partir de dos núcleos, São Luís y Açailândia, separados por una distancia de 500 km. Mantiene, además, importantes vínculos con las luchas internacionales contra las violaciones de derechos cometidas por Vale. Es uno de los motores de la Articulación Internacional de Afectados y Afectadas por Vale, fundada en Río de Janeiro en 2010. También forma parte del Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL), la Red Eclesial Pan Amazónica (REPAM) y la Red Iglesias y Minería, y acumula una larga trayectoria de colaboración con la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH).

Entrevista a Danilo Chammas

¿Cuáles son los principales efectos negativos de la actividad de Vale en Maranhão?

Son múltiples. Entre otros: la muerte de personas y animales atropellados por el tren; la contaminación sonora (los trenes circulan también de noche), del aire, del agua y de la tierra; la degradación de las capas freáticas y el aluvionamiento de igarapés (cursos de agua amazónicos), lo que afecta a la seguridad hídrica y a la soberanía alimentaria de las poblaciones; el temblor de las estructuras de las viviendas a causa de las vibraciones que genera el paso del tren; el acaparamiento de tierras y la desterritorialización de familias y comunidades; los ataques a las formas de vida y producción tradicionales; la apropiación indebida de manifestaciones culturales; la criminalización de la protesta social, con el espionaje y la infiltración de agentes, y con ataques a la libertad de asociación, de pensamiento y de expresión contra líderes de la comunidad; y la explotación sexual de mujeres y adolescentes.

Además, las operaciones de Vale generan una carga añadida sobre las mujeres, víctimas de la explotación de sus cuerpos y del patriarcado que suele imperar en contextos como ese. Al final, las mujeres son las que habitualmente están pendientes de la alimentación, la calidad del suelo y el cuidado de las personas enfermas.

Los territorios por donde pasa el tren de la EFC cuentan con una elevada presencia de pueblos tradicionales e indígenas. ¿La actividad de Vale tiene algunos efectos específicos en esos pueblos?

Ciertamente. Las operaciones de Vale en Maranhão y Pará afectan frontalmente a la cultura y la espiritualidad de las poblaciones tradicionales, y son una amenaza para su supervivencia y soberanía alimentaria. Existen casos de comunidades quilombolas de Maranhão que se han encontrado con muchos obstáculos, impuestos por la propia Vale, en los procesos de reconocimiento de la propiedad colectiva de sus tierras. El tren amenaza a pueblos indígenas con los que hasta ahora no se ha tenido ningún contacto y es un estímulo para la explotación ilegal de la madera de la región. La contaminación de los ríos derivada de las operaciones de Vale es otro factor que afecta claramente a las poblaciones tradicionales de la Amazonia brasileña.

¿Cuál es el papel del Estado brasileño ante las violaciones de derechos humanos cometidas por Vale?

En general, el Estado es connivente con las violaciones de derechos y los daños ambientales cometidos por Vale. De hecho, el Estado posee una parte considerable de las acciones de la empresa y apoya abiertamente sus negocios mediante la concesión de créditos generosos, exenciones fiscales y la omisión por parte de los órganos públicos de fiscalizar que Vale cumpla las leyes ambientales, tributarias, laborales, etc.

¿Y, la opinión pública, esta sensibilizada?

Una parte de nuestro trabajo consiste en hacer llegar a la opinión pública historias que normalmente no se conocen. También queremos mostrar a la gente que sus acciones u omisiones tienen una relación directa o indirecta con los daños y las violaciones que se producen en los territorios donde Vale opera. Es un reto, porque en muchos lugares la narrativa de la minería como “mal necesario” o del “desarrollo a cualquier precio” tiene todavía mucha fuerza y coloca a las personas y a las instituciones en situación de sumisión ante los intereses de la empresa.

¿Cuáles son las perspectivas de futuro para la actividad de Vale en Maranhão?

El proyecto Carajás pasa actualmente por un proceso de expansión que prevé la apertura de nuevas minas, la construcción de un nuevo ramal ferroviario de 100 km, la duplicación de todo el ferrocarril de Carajás y la expansión de las estructuras portuarias. El año pasado Vale alcanzó una cifra récord de 203 millones de toneladas de mineral de hierro explotado, transportadas y exportadas a partir del proyecto Carajás. Todavía quedan muchos yacimientos a disposición de la empresa en la región, que pueden convertirse en cualquier momento en nuevas minas. Con la paralización de las operaciones en Minas Gerais, la tendencia es la intensificación de las operaciones en Carajás, lo que va a suponer una mayor presión sobre las comunidades y los ecosistemas de Maranhão y Pará.

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