Trifonia Melibea Obono

Defensa de los derechos del colectivo LGTBIQ+ y de las mujeres.
Guinea Ecuatorial
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Trifonia Melibea Obono, de nacionalidad ecuatoguineana, es escritora, investigadora y docente especializada en temas de género y mujeres en África. Estudió Ciencias Políticas y Periodismo en la Universidad de Murcia. Asegura que en la carrera de periodismo aprendió a interrogar, a investigar, a sacar información; en ciencias políticas llegó a entender la estructura social del mundo en el cual vivimos. Al acabar, cursó un Máster en Cooperación Internacional y Desarrollo. Actualmente, está haciendo un doctorado en Estudios Interdisciplinarios de género y Políticas de Igualdad en la Universidad de Salamanca, al mismo tiempo que trabaja como profesora en la Facultad de Letras y Ciencias Sociales de la UNGE (Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial) en Malabo. También forma parte del Centro de Estudios Afro-Hispánicos de la UNED.

Además de su trayectoria académica, Trifonia Melibea Obono, ha publicado varios libros y relatos incluidos en antologías literarias que abordan los derechos de las mujeres y la situación de las cuestiones de género en Guinea Ecuatorial. Por ejemplo, en La herencia de bindendee, publicada en 2016, aborda la desigualdad de género de la tribu fang, que es su tribu de origen y la mayoritaria en Guinea Ecuatorial. También ha escrito La bastarda (Flores raras, 2002) y La albina del dinero (Altaïr, Casa África, 2017) y colabora de manera regular en diferentes medios de comunicación, tanto de su país como del extranjero. La periodista, escritora y académica explica que, en sus libros y sus artículos, intenta dar respuesta a las preguntas que nunca se le contestaron cuando era pequeña y dibujar como funcionan y se sostienen las estructuras de poder en su país, un territorio en el cual la religión continúa jugando un papel fundamental a la hora de constreñir los derechos y el desarrollo de las mujeres y donde estas disponen de unos derechos formales, «pero no reales». Un país, Guinea Ecuatorial, donde la tradición continúa siendo un elemento muy potente que diseña los diferentes modelos de socialización.

Sin ir más lejos, y en algunos de sus artículos periodísticos, Trifonia Melibea Obono ha abordado el tema del matrimonio en su país, y lo ha referido como «forma ritualizada de prostitución, de venta de cuerpos». «(…) En mi país hay dos tipos de prostitución: la oficial es aquella de las personas con una minifalda en una acera buscando clientela. Ésta todo el mundo la reconoce. Después hay una prostitución no oficial no reconocida, pero normalizada. Es la que tiene que ver con la explotación de las mujeres a través del matrimonio y las tradiciones».

El mandato perpetuo de Teodoro Obiang

Cuando se habla de Guinea Ecuatorial —antigua colonia y provincia española; independiente desde 1968— no se puede dejar de mencionar un nombre, el de Teodoro Obiang, el jefe de estado que hace más tiempo que está en el poder en el ámbito global, sin contar las monarquías. Esto se traduce en cuarenta y tres años en el poder. En la actualidad, el mandatario tiene ochenta años. Las últimas elecciones generales se llevaron a cabo el noviembre de 2022 y Obiang las ganó con un 96,31% de los votos, a pesar de que los expertos, expertas, y los observadores internacionales no dan como válido este resultado y lo consideran fraudulento. Durante todos estos años al frente del país, Obiang ha ejercido el poder con mano de hierro y no ha dudado en encarcelar las voces disidentes que han cuestionado su liderazgo, que han sacado a la luz la corrupción de las élites o que, simplemente, han luchado por el establecimiento de un sistema democrático real y el respeto por los derechos humanos.

Sin ir más lejos, solo hay que hablar del caso reciente de Julio Obama, de nacionalidad española y guineana, quien, en enero de 2023 murió después de ser torturado en una prisión guineana. Había sido encarcelado acusado de planificar un golpe de estado contra el presidente y condenado a sesenta años de prisión. Las investigaciones apuntan a la involucración de uno de los hijos de Obiang —Carmelo Ovono Obiang—, según asegura la Audiencia Nacional Española. Este no es un caso aislado y el régimen de Teodoro Obiang ha sido denominado como dictatorial por muchas potencias internacionales. Desde que se produjo la independencia del país africano, el gobierno español ha mantenido una relación que ha funcionado por etapas: a veces tensas y a veces cordiales. La relevancia estratégica del país, los lazos sociales, históricos y culturales y el giro del país, durante la década de los años noventa, a una economía basada en la exportación de petróleo y gas natural, han sido los factores protagonistas de la relación entre ambos países. Gran parte de la diáspora de Guinea Ecuatorial reside en España. José Naranjo, periodista instalado en África desde hace años y buen conocedor del país, escribía en 2018: «La apropiación del aparato de Estado y el saqueo sistemático de los recursos naturales en su beneficio ha caracterizado la conducta de la pequeña élite que gobierna este país desde 1979. Que políticos conocidos por todos y empresarios españoles sean cómplices de una dictadura que no titubea a la hora de usar toda su maquinaria represiva contra opositores y ciudadanos que se atreven a discrepar, plantea, como mínimo, serias dudas morales». Human Rights Watch también hace incidencia en este aspecto y resume bien cuál es la situación del país africano: «Los ingresos enormes del petróleo financian estilos de vida lujosos para la pequeña élite que rodea al presidente, mientras que una gran proporción de la población continúa viviendo en la pobreza. Persisten la mala gestión de los fondos públicos y las denuncias creíbles de corrupción de alto nivel, igual que otros abusos graves, como la tortura, la detención arbitraria y los juicios injustos».

La situación de las mujeres y la comunidad LGTBIQ+ en Guinea Ecuatorial

El activismo y la actividad académica de Trifonia Melibea Obono tienen su foco en la situación de las mujeres y la comunidad LGTBIQ en Guinea Ecuatorial. Los derechos de las mujeres están representados desde un punto de vista formal, es decir, recogidos en la Constitución del país, pero en la esfera civil, política, social y económica, la igualdad entre hombres y mujeres todavía resulta una quimera. El tráfico de personas, la violencia contra la mujer, el matrimonio precoz y forzado, la pobreza de la mujer rural, los estereotipos de género, el abandono escolar o el aborto inseguro continúan formando parte de la realidad en Guinea Ecuatorial. Además, los datos sobre indicadores que suele proporcionar el gobierno de Obiang —cuando las proporciona— suelen ser opacas.

especto a la situación de la comunidad LGTBIQ+, Trifonia Melibea Obono escribía recientemente: «El tráfico de personas LGTBIQ+ con fines de explotación sexual y laboral en la República de Guinea Ecuatorial se produce de manera singular. Las familias, envueltas en la definición ancestral de la homosexualidad como una enfermedad, un embrujo, una posesión de malos espíritus o un producto de la mala educación, se sienten desgraciadas cuando descubren que en el suyo si existe una persona disidente sexual». A pesar de que la homosexualidad no está legalmente penalizada en el país, es constante la opresión y la marginalidad a la cual son sometidas las personas pertenecientes al colectivo LGTBIQ+.

Uno de los factores que contribuye a esta situación es la fuerte implementación de las tradiciones étnicas y el papel y el poder de la Iglesia. «El rechazo al homosexual está subalimentado en que ‘no es africano’ sino que se trata de ‘costumbres de los blancos’ (…) Es verdad que la homofobia está en auge por la influencia de las iglesias evangelistas, sí, pero no solo esto: la Iglesia católica no es ninguna excepción, y la historia de la homofobia lo confirma. Sin embargo, la cultura bantú no es flexible con la diversidad sexoafectiva. En las etnias guineanas la homosexualidad tiene nombres específicos, todos con enfoques de exclusión y violencia», explicaba la activista en una entrevista.

Entrevista a Trifonia Melibea Obono

¿Cómo empiezas a interesarte por las cuestiones de género?

La inquietud me viene desde que era pequeña. Mi familia y yo pertenecemos a la etnia fang, que en Guinea Ecuatorial es la mayoritaria. La cultura del silencio en esta etnia es brutal, sobre todo en cuanto a temas que afectan las mujeres. De pequeña era bastante traviesa y siempre hacía demasiadas preguntas. Me acallaban y aprendí a hacerlo, pero también a observar todo aquello que sucedía a mi alrededor. Las niñas acompañan a las madres a todas partes, en las zonas de baño de mujeres, a espacios donde se habla de todo aquello que pasa en el pueblo y en el país. En la universidad tampoco pude encontrar respuestas a las preguntas que llevaba interiorizando desde pequeña, pero me doté de los instrumentos científicos para investigar. Comprendí que el silencio cultural está pensado para someter a la mujer; es una estrategia para la subordinación de las mujeres.

En una entrevista hecha hace unos años decías que en España eras «la negra» y en Guinea Ecuatorial eras ‘la españolita’. ¿Cómo es vivir a caballo entre estos dos mundos?

Antes me hacía daño que me dijeran «la blanquita» en Guinea Ecuatorial. Yo pensaba que pertenecía a una comunidad, pero de repente, me encontré con la misoginia de esta comunidad, que considera que una mujer negra no puede ser culta. Esta es una misoginia que se aplica a las mujeres negras. Se identifica el conocimiento con la mujer blanca; de aquí el complejo que tenemos muchas mujeres negras.

¿Te has encontrado en situaciones racistas, en España?

Yo tengo un texto en el cual hablo precisamente de esto. En este país, una mujer negra es considerada o una prostituta o una trabajadora del hogar, y en determinados espacios te tratan como si no entendieras la lengua: con gestos o hablando más despacio. Es entonces cuando te das cuenta de que te están tomando por bobalicona. En la calle se me han hecho muchas ofertas de contenido sexual. También me he encontrado con racismo en espacios institucionales, porque hay gente que todavía no ha entendido que se puede ser negra y española. Cada vez que me presento en un lugar, sea en una oficina, sea en un hotel, se me habla en inglés o en francés. En la conciencia colectiva, la mujer negra y española o la mujer negra y culta no existe. Este es uno de los grandes estigmas que sufrimos.

¿En la última década has visto algún cambio en el papel de las mujeres fang y la percepción que tienen las comunidades?

¿Cambios? Sí. Los cambios empezaron a darse de manera gradual a partir de la década de los noventa, cuando empezaron las explotaciones petroleras y empezaron a llegar personas que exigían un nivel de vida determinado. A partir de los 2000, la gente joven empieza a coquetear con las redes sociales e internet y descubre que hay todo un mundo más allá del que tenemos aquí. Muchas mujeres empezaron a estudiar, a salir del país, a conocer referentes, etcétera. Los cambios, pero, no tienen su origen en las políticas públicas ni la voluntad política, sino en el dinamismo social. El cambio es inevitable y ahora las mujeres pueden acceder a la escuela o a las redes sociales. El adelanto no se puede parar. En Guinea Ecuatorial, gran parte de la población mira las noticias en la BBC, en las cadenas francesas y en la televisión española. Ven de manera constante a mujeres que han llegado lejos siendo ellas mismas. En nuestra televisión se muestra un modelo de mujer virtuosa que ya no existe. Las mujeres de hoy en día son fruto de los cambios sociales.

¿Qué papel juega la religión en el desarrollo de las mujeres en Guinea Ecuatorial?

Juega un papel fundamental. La religión es uno de los motivos del estancamiento que se ha producido en la emancipación de las mujeres. Cuando la religión ha impulsado la educación, por ejemplo, lo ha hecho con limitaciones. También ha negado de manera sistemática el derecho al aborto. La cúpula religiosa no quiere romper el techo de vidrio.

Eres activista por los derechos del colectivo LGTBIQ+.

La obligación de proteger a cualquier grupo vulnerable en un Estado le corresponde a los poderes públicos de ese Estado. Esto no sucede en Guinea Ecuatorial, donde no hay ni la más mínima voluntad política para que la población LGTBIQ+ esté protegida. Las familias con miembros LGTBIQ+ están convencidas que sus hijos e hijas, sus hermanos y hermanas están enfermos, y no dudan en recurrir a cualquier tipo de violencia para ‘curarlos’. Por lo tanto, a la violència que ha sido ejercida contra este colectivo se le tienen que sumar las tradiciones étnicas. Se dice que antes de que llegaran los blancos no había estos ‘comportamientos’, pero esto no es así. Lo que quiero decir es que aquí, las estructuras étnicas pueden ser tan violentas como la violencia del Estado. Una persona que pertenezca al colectivo LGTBIQ+ no tiene protección ni de la familia, ni de la judicatura, ni de la escuela, ni de nadie.

Por qué, con la relación que ha habido y hay, ¿conocemos tan poco de Guinea Ecuatorial?

Porque en Guinea Ecuatorial no interesa que se sepa sobre Guinea Ecuatorial. . Hace un tiempo le atribuía muchas responsabilidades a España, pero ya no lo hago. En Guinea Ecuatorial no tenemos medios de comunicación internacionales ni corresponsales, y las redes sociales están controladas. Hay alguien a quien no le interesa que se sepa qué pasa aquí, y esto no es responsabilidad de España. En África tendríamos que cambiar la estrategia y empezar a cuestionar nuestros gobernantes. Se nos ha educado en el odio, como pueblos colonizados que fuimos. Tenemos una educación basada en el odio al blanco. De acuerdo, lo compro: los blancos hicieron aquello y aquello otro, ¿pero tú… tú que has hecho como gobernante negro? A los dirigentes africanos no les interesa que se sepa de África porque es la única manera de poder continuar haciendo aquello que les da la gana. Como país, tienes que darte a conocer. Necesitaríamos un canal como Euronews que mostrara la realidad de los países africanos, pero a ningún gobernante le interesa.

En noviembre de 2022 hubo elecciones generales. Después de cuarenta y tres años en el poder, Obiang volvió a ganar, con el 96,31% de los votos. Es el jefe de estado que hace más tiempo que está en el poder, sin contar las monarquías. ¿Cómo lo vives?

Imagino que como el resto de personas de Guinea Ecuatorial. Lo que se hizo el noviembre de 2022 es lo que se ha hecho desde siempre. Yo no puedo decir que haya vivido ninguna elección democrática. Tengo cuarenta años y no he vivido elecciones.

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