Karla Avelar

Defensa de los derechos del colectivo LGBTIQ+
El Salvador
COMCAVIS Trans – Asile LGBT

«El estado debe entender que hablar de personas LGBTI es hablar de derechos humanos”.

Originaria del Salvador y exiliada en Suiza, Karla Avelar lucha desde muy joven por defender los derechos de la población LGTBIQ +, y especialmente los de las mujeres trans. Nació en 1978 en el seno de una familia empobrecida y profundamente católica En el entorno familiar sufrió abusos y violencia, también sexual, y con nueve años se vio obligada a irse de su casa. Vivió unos años en la calle, expuesta múltiples violencias ejercidas entre otros por autoridades públicas y miembros de pandillas.

A finales de los años 90, Avelar fue encarcelada durante cuatro años por haber herido, en legítima defensa, un hombre que la había atacado. La etapa de privación de libertad fue especialmente dura para ella. Su condición de portadora del VIH se vio agravada por los abusos que sufrió a manos de pandilleros, que la convirtieron en una esclava y un objeto sexual.

Antes de entrar en prisión Avelar ya se había convertido en una firme defensora de los derechos de la población LGTBIQ +. En 1991, con un grupo de activistas, intentó organizar y registrar, sin éxito, la asociación El Número de la Rosa. Más tarde, en 1996, participó en la fundación de Aspidh Arcoiris Trans, que tenía como objetivo visibilizar las necesidades del colectivo y especialmente de las personas trans. Después de pasar por el sistema penitenciario del país, su compromiso con la defensa de los derechos humanos no hizo más que consolidarse.

En 2008 logró poner en marcha la asociación COMCAVIS Trans, Comunicando y capacitando en Mujeres Trans, una organización que lideró hasta 2017. Desde esta entidad, la activista desarrolló una importante labor de incidencia política, tanto en El Salvador como en el ámbito internacional. En 2013, por ejemplo, Avelar se convirtió en la primera mujer trans en comparecer ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde denunció al Estado de El Salvador por discriminación y crímenes de odio contra las personas LGTBIQ +. Este hecho inspiró a muchas organizaciones a conocer también los mecanismos de Naciones Unidas.

La situación de seguridad de la activista, que había sido muy precaria a lo largo de su vida (Avelar acumula varios intentos de asesinato), se fue agravando progresivamente. En 2017, fue nominada al prestigioso premio Martin Ennals para defensores y defensoras de los derechos humanos. Viajó a Suiza para asistir a la ceremonia del galardón y decidió, junto con su madre, que ninguna de las dos podía volver al Salvador. Sus vidas corrían peligro.

Desde entonces, vive exiliada en el país alpino. Sigue colaborando con COMCAVIS Trans como delegada ante los mecanismos de Naciones Unidas en Ginebra. Trabaja para hacer incidencia y dar a conocer el trabajo de su organización, y participa también en la elaboración de nuevos proyectos. Además, forma parte del grupo asesor de la Plataforma Internacional contra la Impunidad. Entre otras, esta coalición de organizaciones apoya a diferentes entidades LGTBIQ + que participan en procesos de Naciones Unidas, como por ejemplo el Examen Periódico Universal. Pertenece al comité directivo de la Organización Asile LGTBI, con sede en Ginebra, y també a la red de defensoras Martin Ennals, formada por todas las personas ex finalistas y ganadoras del premio con el mismo nombre.

Entrevista a Karla Avelar

¿Cuáles son las principales líneas de trabajo de COMCAVIS Trans?

Desde COMCAVIS Trans se trabaja para avanzar en el reconocimiento y la protección de los derechos humanos de la población LGBTI del Salvador, a través de la inclusión en las políticas públicas y la agenda social de las necesidades y realidades del colectivo. Además, se refuerzan mecanismos y herramientas de respuesta ante la violencia contra la población LGBTI y las migraciones y desplazamientos forzosos. También se trabaja para contribuir al desarrollo local y para potenciar las capacidades y habilidades de la comunidad para que puedan fortalecer la sociedad y sus derechos. Por último, se desarrollan capacidades y herramientas para facilitar la inserción social y prevenir la reincidencia y posibles situaciones de vulnerabilidad de la población LGTBI+ privada de libertad.

Precisamente, uno de los ámbitos en los que ha trabajado intensamente COMCAVIS Trans es la mejora de la situación de las mujeres trans encarceladas.

Es una tarea que se inspira en la realidad que yo viví como persona trans privada de libertad, en la que fui objeto de múltiples violaciones. Trabajamos desde 2011, cuando incorporamos a nuestro plan estratégico un eje de actuación en centros penales enfocado específicamente en las personas LGBTI privadas de libertad, en coordinación con la Dirección General de Centros Penales y la Procuraduría de Derechos Humanos. Nos planteábamos sensibilizar, a través de capacitaciones, al personal administrativo y guardias del centro penal de Sensutepeque. También queríamos empoderar a las personas LGBTI privadas de libertad para que pudieran reclamar la garantía de sus derechos, así como recolectar denuncias de violaciones de derechos humanos.

¿Podrías compartir algunos de los éxitos conseguidos desde entonces?

Hemos conseguido la creación de un sector especial para personas LGBTI privadas de libertad, acceso a ropa femenina y la posibilidad de no cortar el pelo a las mujeres trans. Además, hemos gestionado proyectos de donaciones para las personas trans privadas de libertad. A escala institucional, hemos firmado un acuerdo de trabajo con la Dirección General de Centros Penales y hemos trabajado en la creación y puesta en marcha de una política LGBTI interna del Ministerio de Justicia, que incluye varias instancias del gobierno (entre otras, la dirección General de Centros Penales).
Actualmente, COMCAVIS Trans ha extendido su trabajo a tres de los principales centros penitenciarios con población LGBTI. Para el nuevo período de trabajo, la organización se propone identificar e investigar denuncias para litigar en tribunales y presentar información ante mecanismos de protección de derechos humanos.

Además de apoyar a personas del colectivo LGBTI, especialmente a las mujeres trans, COMCAVIS Trans trabaja también con los familiares y amigos.

Para la organización es muy importante trabajar con los grupos que rodean la vida social y familiar de las personas trans para hacer sensibilización e incidencia. Con nuestro trabajo, pretendemos disipar mitos y estereotipos sin fundamento en relación a las personas LGBTI. Proporcionamos información actualizada y fidedigna para ayudar a padres, madres, parejas y amistades de jóvenes LGBTI a entender mejor estos temas, para que se puedan construir relaciones más sólidas. Son recursos que ofrecemos a través de formaciones, encuentros, investigaciones e intervenciones directas con familiares y amistades, tanto de forma individual como en grupo. Se trata de incorporar a la vida de estas personas conocimientos básicos de derechos humanos, que puedan ser utilizados ante cualquier situación de discriminación.

En 1995 hiciste pública tu condición de portadora del VIH.

La negativa del Ministerio de Salud de mi país de atender y dar antirretrovirales a personas con VIH me obligó a exponerme de esa manera ante una sociedad que sataniza, criminaliza y discrimina a las personas LGBTI, más aún si tienen VIH. Tomé esta decisión por muchas razones, pero la principal fue las ganas de vivir. Al final, me dejó una grata satisfacción y me abrió a un posicionamiento político muy fuerte a nivel de país.

¿Qué obstáculos impiden a las mujeres trans con VIH recibir una atención médica adecuada?

Los obstáculos adicionales que encuentran las personas transgénero en la atención médica tienen que ver con el temor fundado de ser discriminadas por los o las profesionales de la salud, o que se les niegue el tratamiento debido a su identidad o expresión sexual. Estas barreras aumentan las probabilidades de que las personas trans eviten hacerse la prueba y hacen disminuir las probabilidades de que se mantengan bajo atención médica en relación con el VIH.

¿Qué incidencia haces desde Suiza?

Colaboro con la Plataforma Internacional contra la impunidad que tiene sede en Ginebra y en Guatemala y también colaboro con Asile, una asociación conformada por personas refugiadas LGTBI y que trabaja con otras personas refugiadas o solicitantes de asilo. Colaboro también con Martin Ennals aquí en Ginebra haciendo conferencias y charlas en las escuelas. Soy también el punto de encuentro entre cóncavo y las Naciones Unidas colaborando con el consejo de derechos humanos y en la elaboración de informes del examen periódico universal que se lleva a cabo cada cuatro años.

A nivel legislativo, ¿vislumbras algún cambio en El Salvador?

No. De hecho, la actual asamblea legislativa del país se va sin haber aprobado ningún tipo de ley a favor de la comunidad LGTBI pesar de sus promesas durante la campaña. Promovieron iniciativas de ley, pero nos quedamos con el sabor amargo de esta asamblea legislativa saliente.

De parte del sistema judicial, sin embargo, ha habido algún cambio: se condenó el asesinato a una mujer trans. Una acción que da esperanzas al movimiento LGTBI y nos hace ver que la justicia puede llegar para todas. Se trata del único caso en que se ha hecho justicia, el caso de Camila Diaz, una persona desplazada interna y externamente que fue asesinada por policías cuando volvió a El Salvador proveniente de los Estados Unidos. Este caso nos señala que los mecanismos de protección serán más efectivos.

Hay un gran desinterés político por parte de nuestros legisladores, también de los que entrarán ahora después del 1 de mayo, que vienen con la misma mentalidad de negar derechos a la comunidad LGTBI. Los legisladores que entraron en mayo llegaron con la misma mentalidad de degradar, humillar y negar derechos a la comunidad LGTBI y sin voluntad de atender la situación preocupante de desplazamiento forzado debido a persecución policial y de las pandillas que siguen arrastrando víctimas.

Viene un momento difícil para los movimentos sociales de la comunidad LGTBI, viene un momento de lucha grande, porque el gobierno entrante ha rechazado ya el matrimonio igualitario o el aborto, temas muy controvertidos y que están dejando muchas víctimas afectadas directamente -así como a sus familias- y trayendo consecuencias graves a una sociedad que no nos permite avanzar.

¿Cómo vives el exilio?

Ser activista me permitió tener quizás más ayudas a la hora de pedir el derecho de asilo, pero también tuve episodios complicados de homofobia, xenofobia y racismo. Pero yo sabía cómo actuar y cómo hacer valer mis derechos, incluso iba poniendo la semilla para hacer cambios estructurales dentro de las instancias institucionales. A esto le sumamos el tema del nombre al documento, que es siempre un problema, te dicen señor y no señora. Pero la verdad es que lo que más me ayudó fue estar informada y preparada, tener la documentación a punto. El sistema de pisos receptores está preparado para expulsarte y no para recibirte, esta es mi crítica. Yo recomiendo a las personas que solicitan refugio se puedan preparar de la mejor manera.

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