Hace casi un año, con ocasión de la gira de primavera de “Ciudades Defensoras de los Derechos Humanos”, el rapero Thiat , también miembro fundador del movimiento ciudadano senegalés Y en Marre , visitó algunos de los municipios catalanes participantes en el proyecto. El defensor de los derechos humanos senegalés dio a conocer su activismo, o como él prefiere definirlo, “raptivismo”, una mezcla de rap con textos reivindicativos que instan a luchar por la democracia, por un espacio cívico plural y libre, por una conciencia ciudadana que se organice y que actúe como vigilante activo de la democracia. Entre talleres de rap, encuentros con la comunidad senegalesa en diversas ciudades y conferencias, Thiat compartió su experiencia como activista marcada por altibajos, como sus detenciones y otros riesgos a los que tuvo y sigue haciendo frente. Sin embargo, en sus intervenciones no faltaba ocasión para compartir una visión positiva, fruto de su esperanza volcada en su país y en África.
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No obstante su compromiso con este enfoque optimista, tras su estancia en Cataluña la situación en Senegal ha ido abruptamente deteriorando. Pocos meses después, en junio de 2023, una ola de protestas agitó a su país. El detonante: el encarcelamiento de Ousmane Sonko, líder de la oposición al jefe del partido Patriotes du Senegal pour le travail, el éthique et la fraternité , un acto que dejaba vislumbrar el giro autoritario de Macky Sall, a capo del gobierno senegalés desde 2012. Hasta entonces, Senegal había sido considerado como una de las democracias más estables en el continente africano, en una región, la de África Occidental, que en los últimos años ha visto un incremento de golpe de estados por parte de las juntas militares. Las manifestaciones, protagonizadas sobre todo por la población joven, fueron duramente reprimidas por las fuerzas estatales. Justo al uso excesivo de la violencia, fueron también registrados cortes de internet y detenciones arbitrarias. En este contexto de tensión política, Aliou Sané, coordinador de Y en a Marre , fue detenido arbitrariamente, privado de su libertad y encarcelado, mientras se sumaban los llamamientos a su liberación por parte de más de un centenar de organizaciones y periodistas. Hace sólo pocos días, el 15 de febrero, fue finalmente puesto en libertad.
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La represión de las protestas fue el inicio de un clímax de tendencias autoritarias que culminó con la derogación, por parte de Macky Sall, de las elecciones presidenciales, inicialmente convocadas para el 25 de febrero. Aunque Sall había anticipado que no se iba a presentar a las elecciones, renunciando a un tercero – e inconstitucional – mandato, a través de un videomensaje emitido el 3 de febrero, el presidente en funciones anunció el aplazamiento de la cita electoral. En respuesta a tal acto, definido por muchos como golpe de estado institucional, Y en a Marre publicó un comunicado denunciando este giro autoritario, ilegal e ilegítimo que “pisotea una vez más la carta fundamental de nuestro país” , y pidiendo al Consejo Constitucional garantizar el respeto de la Constitución, del Estado de derecho y la independencia del proceso electoral. Tras el anuncio de Sall, una nueva ola de manifestaciones sacudió el país, y pocos días después, Amnistía Internacional denunciaba la muerte de 3 manifestantes. El pueblo senegalés sigue saliendo a las calles exigiendo que el mandato de Macky Sall finalice el 2 de abril, tal y como establece la Constitución.
Un año después del paso de uno de sus integrantes por las Ciudades Defensores de los Derechos Humanos, la lucha del movimiento ciudadano Y en Marre y de sus miembros demuestra ser vital para contraponer el paso de la deriva autoritaria, para su capacidad de movilización social y por la lucha por los derechos cívicos y políticos en Senegal..