Teresa Montaño y Reyna Ramírez

Defensa de la libertad de expresión
Mexico
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La historia de Teresa Montaño es parecida a la de otros y otras periodistas en México. Periodista de investigación, hace años que soporta las amenazas y extorsiones, sobre todo, procedentes de los poderes locales del estado en el que ella trabaja, el Estado de México. La situación llegó al límite hace justo un año, cuando fue secuestrada y amenazada de muerte. Durante el rato que estuvo retenida, los perpetradores le robaron dinero y saquearon su equipo de trabajo. Reconoce que, a pesar de no haber dejado de hacer periodismo, vive con miedo. Su mayor temor es que regresen a su casa. También tiene miedo a las detenciones arbitrarias, que, según cuenta, se han incrementado en la zona. Ha trabajado en varios casos de fabricación de culpables y sabe cómo funciona el engranaje del señalamiento. En 30 años en el oficio, Teresa Montaño ha sufrido todo tipo de coacciones, desde las más sutiles hasta las más peligrosas. La periodista ha hecho carrera en el Estado de México, de donde fue gobernador Enrique Peña Nieto (PRI) antes de asumir la presidencia. El Estado de México es uno de los más corruptos del país, según las estadísticas oficiales. Tras de haber sido despedida del Heraldo de México —anteriormente también había trabajado para El Universal, El Financiero, Milenio o Notimex— por destapar los vínculos de este diario con redes de automóviles de lujo, ahora trabaja como colaboradora de la revisa Proceso.

Reyna Haydee Ramírez es originaria de Hermosillo y estudió periodismo en la Universidad de Sonora. Antes de terminar la carrera, empezó a trabajar como reportera en El Imparcial. Luego estuvo veinte años en Reforma como corresponsal par el noroeste. En 2017 empezó a trabajar como periodista freelance y hasta la fecha. Reyna Haydee Ramírez forma parte de a Alianza de Periodistas de a Pie, que reúne a quince medios independientes en todo el país. A lo largo de su carrera como periodista, Reyna Haydée Ramírez ha sido agredida y acosada en diferentes ocasiones. La más reciente, a raíz de una intervención que protagonizó en una de las mañaneras de López Obrador, quién la señaló públicamente. Investigar, nombrar los casos de corrupción y repreguntar le ha ocasionado un acoso en redes sin precedentes y la prohibición de entrar en el Palacio de la Prensa durante algún tiempo.

México, un país mortal para los y las periodistas

La libertad de expresión y el derecho a la información hace años que está en jaque en México. El país vive en una violencia extrema hacia informadores e informadoras y la prensa hace años que vive acorralada en un clima de amenazas, secuestros, extorsiones y asesinatos. Además de suponer un peligro para aquellas personas que ejercen el oficio, los efectos de esta situación en la sociedad y en la democracia mexicana son demoledores. Según Reporteros Sin Fronteras, México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo.

El miedo a publicar en investigar por parte de los y las periodistas mexicanas a causa de las agresiones y las amenazas conlleva a una situación de autocensura impuesta y tiene y va a tener, en un futuro, consecuencias devastadoras de alcance psicosocial entre la población de México y por lo que a su percepción de la realidad respecta. La legitimización de la violencia del narco y las fuerzas del Estado, la deshumanización de las víctimas, de los agresores y la normalidad y rutina de acostumbrarse a una violencia extrema, hace décadas que hacen mella en la sociedad mexicana.

La situación no es nueva. Desde 2007 y hasta 2010, la violencia en México aumentó un 260%, según informó en el momento correspondiente Human Rights Watch (HRW). En aquel momento, la ofensiva de Felipe Calderón —presidente de México desde 2006 hasta 2012— y su particular lucha contra el narco sumió al país en una espiral de violencia y agresiones a los derechos humanos fundamentales. Uno de los sectores más vulnerado fue el de la prensa. La censura, las amenazas, los asesinatos, los asaltos, las agresiones, la difamación, la intimidación y la tortura al colectivo periodista se convirtieron en una rutina en el país.

Con el gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018), marcado por la masacre de Ayotzinapa, la situación no mejoró para la prensa mexicana: durante el mandato de Felipe Calderón fueron asesinados 48 periodistas; y durante el mandato de Peña Nieto, 47.

Ahora, con Andrés Manuel López Obrador (AMLO), los periodistas continúan lidiando con el acoso, las amenazas y los asesinatos. De momento, el mandato de AMLO deja un reguero de 34 periodistas muertos. 2022 está siendo un año letal contra la prensa en el país latinoamericano: en lo que va de año1, 9 periodistas han sido asesinados en el país, destaca la organización Article 19. En su informe“Negación”se destaca que tanto el presidente, así como otros miembros de su gabinete arremeten sistemáticamente contra la prensa y que “observamos las tendencias asociadas a las 644 agresiones contra la prensa registradas en 2021, es decir, una cada 14 horas. Con los datos registrados en 2021, durante el actual mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador se han cometido ya 1.945 ataques contra la prensa, lo cual representa 85% más que el primer trienio del gobierno de Enrique Peña Nieto (…) Llegamos a la conclusión de que la violencia contra la prensa es el resultado de un gobierno ausente, que el igual que los pasados, ha sido incapaz de evitar la violencia, de garantizar medidas de no repetición, de investigar los crímenes contra la libertad de expresión, de reparar el daño. Por el contrario, se agrede directamente a la prensa mediante el estigma y el acoso”.

Por su parte, Reporteros Sin Froneras asegura que: “El presidente Andrés Manuel López Obrador, en el poder desde 2018, no ha emprendido aún las reformas necesarias para frenar la espiral de violencia contra la prensa (…) El presidente López Obrador y otras figuras destacadas del Estado han adoptado una retórica tan violenta como estigmatizante contra los periodistas, a los que acusan regularmente de promover a la oposición”.

Es importante destacar la procedencia de esta violencia contra el colectivo periodista: “(…) las autoridades del Estado mexicano se vincularon a por lo menos 274 agresiones (42,55%), frente a 21,31% cometidas por particulares, seguido de partidos políticos (9.18%) y delincuencia organizada (6.53%). Es decir, las autoridades mexicanas están directamente vinculadas a 2 de cada 5 agresiones contra la prensa”, aseguran en Article 19.

A pesar de las denuncias por parte de asociaciones tanto nacionales como internacionales, medios y periodistas, los crímenes contra la libertad de expresión en México quedan, en su mayoría, impunes. Según Human Rights Watch, “(…) De las 105 investigaciones sobre asesinatos de periodistas realizadas por la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra de la Libertad de Expresión (FEADLE) desde su creación en 2010, tan solo seis han resultado en condenas por homicidio”.

Entrevista a Teresa Montaño y Reyna Ramírez

En los seis primeros meses de 2022 han sido asesinados más periodistas que en todo 2021, ¿A qué cree que se debe?

Teresa Montaño: Es cierto que se ha incrementado, pero no considero que este sea un gobierno represor. Hay libertad de expresión, pero se ha recrudecido la violencia en los estados por parte de los gobiernos estatales y municipales. Creo que ha crecido la connivencia entre el crimen organizado y las autoridades locales. Yo cubro notas locales, no tanto federales, y todas las agresiones que he sufrido no han venido por López Obrador, sino por parte de los gobiernos locales.

Reyna Ramírez: La licencia para atacar a periodistas ha ido creciendo en los últimos años y por mucho se debe a la impunidad que continúa siendo una realidad. No hay investigación. Mírese el caso de Lourdes Maldonado: ella acudió a una conferencia del presidente y pidió ayuda; lamentablemente, fue igualmente asesinada. Ahora la principal lucha es combatir la impunidad. ¿Qué está pasando este año? Habría que investigarlo. Es preocupante porque una siente que puede tocarle en cualquier momento. Estos ataques se sienten en el ambiente. El debate sobre la violencia contra la prensa en México es precisamente esto: quién y qué se debe hacer para frenarla.

En sus mañaneras, López Obrador señala y estigmatiza a la prensa.

T.M: López Obrador va contra los grandes monopolios de comunicación y periodistas que son estrellas de los medios corporativos. Mas allá de la verborrea del presidente, somos los que estamos en los estados y las provincias los que sufrimos. La censura llega casi siempre desde los gobiernos estatales del Estado de México y el crimen organizado. Este último controla territorios muy grandes en México y es por eso que hay zonas silenciadas, porque el crimen organizado ha impuesto su ley y mantiene silenciados a los medios.

R.R: El Estado siempre ha sido el principal agresor de periodistas en México. Cuando es el crimen organizado el que señala, es muy notorio; no tanto cuando lo hace el Estado. Las cifras del Gobierno Federal señalan que en el 70% de los casos de agresiones a periodistas, está involucrado algún funcionario, político o personaje público. Así ocurrió en el caso de Miroslava Breach.. En todos los casos hay ese tinte oficial.

[A Reyna Ramírez]a tenido problemas para entrar en las mañaneras.

Sí, en 2021-2022 no me dejaban entrar. Me cancelaron la tarjeta de prensa y no tenía acceso al Palacio Nacional.

La impunidad es rampante.

T.M: La impunidad es casi total. Hace poco que el gobierno empezó a dar avances sobre cómo van las investigaciones en los casos de asesinatos de periodistas. Las otras agresiones casi todas quedan impunes. Ahora mismo hay compañeros desaparecidos. De los asesinatos, solo en tres casos se han dado algunos avances, pero por lo general no es así. Mi caso sigue impune. Ni siquiera se toman la molestia de darme algún avance. Nada. Recién se creó un mecanismo estatal de protección a los periodistas, pero mi caso no es tomado en cuenta, sigo siendo invisibilizada y ni siquiera aparezco en las estadísticas. Es revictimización. Taula Per Mèxic y CIMAC hicieron una solicitud para que mi caso pueda ser traído al gobierno federal. Porque el local no lo va a investigar.

¿Y con la policía tampoco se puede contar?

T.M: La policía es usada como un grupo de represión más. No es una policía que se dedique a proteger a la ciudadanía Es el brazo de represión de los poderes, sobre todo, los poderes locales. Eso me da miedo. El panorama no es sencillo.

[A Teresa Montaño] [A Teresa Montaño] ¿Cómo se encuentra, un año después del secuestro?

Estoy un poco mejor, pero no me he recuperado del todo. Sufro ataques de pánico por las mañanas. El secuestro también me trajo otras cosas: mis compañeros me empezaron a aislar y a rechazarme.

[A Teresa Montaño] [A Teresa Montaño] ¿Cómo puede ser eso?

Cuando te atacan es como si lanzaran una sospecha contra ti. En México hay una larga tradición de revictimización de las víctimas. Yo he padecido el aislamiento, que ha sido muy doloroso, y no he encontrado respaldo de los compañeros, todo lo contrario. Me sacaron de los grupos de WhatsApp de trabajo y desde entonces he tenido que lidiar con el rechazo.

[A Teresa Montaño] [A Teresa Montaño] Quizás tengan miedo.

No, tiene que ver con la campaña de desprestigio en mi contra; no es la primera que sufro. Recientemente lanzaron una porque me corrieron del Heraldo de México por una investigación que hice. Descubrí sin querer, que el gobierno del estado de México y mi periódico tenían negocios de renta de autos de lujo por 2.000 millones de pesos. Me di cuenta de que a los reporteros que cubren al gobernador los estaban trasladando en autos de lujo. Recurrí a los mecanismos de transparencia y ahí estaban los contratos. Apenas alcance a hacer una nota. Me corrieron al poco tiempo. Yo me sumí en una gran depresión. A partir de ahí ha sido todo muy difícil. Apenas he tenido ingresos y mi situación ha sido muy precaria Tengo un grado de maestría de periodismo y puedo impartir clase, pero no me dan trabajo en las universidades locales, porque también están controladas. A principios de año estuve vendiendo cafés y tortas en la calle.

[A Teresa Montaño] [A Teresa Montaño] ¿Siempre quiso hacer periodismo de investigación?

Nunca me lo propuse, pero sin querer, me orientaba a investigar. En mis notas siempre trataba de buscar otros ángulos o dar datos adicionales. Me parece natural que el periodista investigue. Yo nunca me lo propuse, hacía lo que yo pensaba que era correcto: investigar al poder. Luego empecé a especializarme con varios cursos. Es cierto que el periodismo que más se hace ahora es el de declaraciones, pero yo me salgo del molde.

¿Qué las empuja a continuar, a no tirar la toalla?

T.M: Me lo he planteado muchas veces. Es mi manera de aportar al mundo para mejorarlo. También pienso que es mi talento: soy buena investigadora y creo que mi voz es necesaria, porque he sido una de las periodistas que más ha investigado las corruptelas. Y porque quiero mejorar el mundo.

R.R: Mi primer trabajo fue tan agotador que pensé en no continuar. Vengo de abajo y siempre he sido muy cuestionada Vengo de una región y de un sector marginado donde una ve todas las injusticias posibles. Es bueno saber que estás abajo porque te permite hacer preguntas distintas, pero al tercer día de ejercer ya estaba en una pared llorando y pensando en dejarlo porque lo que rodea al periodismo no era para mí. Esas formas no eran para mí. Yo no sé de protocolos ni de relaciones públicas. Siempre he sido muy silvestre, pero siempre he respetado mi trabajo.

[A Reyna Ramírez] [A Reyna Ramírez] ¿Tenía esperanza en que la situación cambiara con el gobierno de López Obrador?

Tenía leves esperanzas, sí. Yo padecí a Calderón y a Peña Nieto. Antes te intentaban comprar y si no sucumbías, te perseguían, de todas las maneras posibles. A cuatro años del sexenio de López Obrador, es complicado porque hay una manera de funcionar muy arraigada en México, que implica a medios, autoridades, presidencia, estados, gobernadores, alcaldías, etc Ellos quieren controlar el discurso y que no salgas del redil. Yo he sido crítica, de ahí viene mi caso. La situación se ha reducido en algo, pero sigue la censura, hay ataques desde presidencia que muchos minimizan, ¿que no son como como con Calderón y con Peña Nieto? Así es, pero por mínimos que sean, no deja de ser censura y ataques.

[A Reyna Ramírez] [A Reyna Ramírez] Usted ha sufrido muchísimo acoso en redes, últimamente.

Ahora son las redes, pero antes me desacreditaron medios afines a los gobiernos. Llevo toda una vida de acosos: golpes, exilio, ataques físicos, etc. Por el mero hecho de incomodar al poder. Todas las veces que me han acosado he querido renunciar. Después de la antepenúltima agresión, ya como independiente, intenté dedicarme a otra cosa y me puse a vender chiles rellenos. Tenía 30 clientes y pensé que me iría bien porque me gusta cocinar. Terminé el día con los dedos enchilados y sin poder dormir. No dejé el periodismo, y no es que sea una valiente. Tengo convicción y amor por esto, por eso asumo los riesgos. Tengo valor en la medida que un ciudadano levanta la voz para denunciar una situación.

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